Entender el diseño y la creación de objetos como una parte sensible e importante de la creatividad humana, podría ayudarnos a entender la importancia que tiene cada cosa que ponemos sobre nuestro cuerpo.
Mirar el trabajo que realiza Mariena Rumie, me da esperanza y alegría. En un mundo lleno de agitación por el consumo, es esperanzador ver corazones y manos que se conectan con el hacer desde la satisfacción de crear, entregar un mensaje e intervenir los sistemas convencionales, desde un pensamiento aportativo y con el objetivo de movilizar conciencias.
Sigue leyendo y conoce más del trabajo sensible que realiza Mariena Rumie desde Reñaca, Viña del Mar y quien a través del diseño industrial textil, trabaja y crea objetos con diferentes técnicas y materias primas.
Mariena, ¿Cuéntanos la historia del trabajo que realizas? ¿En qué año inicias y cuál es tu inspiración? Desde hace mucho tiempo estoy en esta travesía textil, tratando de redimirme de mis culpas pasadas, cuando en las industrias proyectábamos colecciones de vestuario sin preguntar cuál sería el destino que tendrían esas prendas cuando fueran desechadas, en la siguiente temporada.
En ese escenario, comencé a mirar el negocio de la moda con otros ojos. Para ser consecuente, me propuse diseñar todo aquello que me envolvería diariamente. Así, hacia el 2000, surgieron mis primeras indumentarias confeccionadas con láminas textiles construidas a partir de prendas en desuso. Luego vinieron los bolsos armados con antiguas chaquetas de cuero, y desde el 2014, estoy centrada en los objetos ornamentales donde, en reacción a la uniformidad que impone la moda, continúo experimentando; explorando e inspirándome en lo cotidiano; la naturaleza, y en los ingredientes estéticos de la artesanía nacional.
¿Cómo defines tu trabajo? Lo defino como relatos conceptuales portables que a través de formas, dimensiones, colores, y texturas, evocan la memoria multicultural de nuestro territorio con el propósito de reconocer, valorar y recuperar lo hecho a mano como herramienta para comunicar las particularidades que nos distinguen y destacan. En este contexto, una de mis líneas, son piezas únicas de gran formato que usando el cuerpo como soporte, exhortan a meditar sobre nuestra relación con el entorno natural. Mientras que la otra línea, son ornamentos textiles extrovertidos y egocéntricos que invitan tanto al portador como al espectador, a tener experiencias sensoriales con las técnicas y materiales, con los cuales fueron formalmente construidos.
¿Trabajas únicamente con materiales reciclados? A veces combino hilados de origen animal o vegetal, con detalles de piezas de vestir que deseo conservar por su valor simbólico o depurada manufactura; fieltros, tejidos planos o circulares y láminas textiles de descarte, o con algunos objetos que esperan pacientemente su minuto de fama en los compartimentos de mi congestionado taller.
¿Tus objetos son vestibles y vendibles a su vez? Si!.. Absolutamente. La gran mayoría de los objetos textiles que diseño y construyo son parte de mi ornamentación cotidiana. Sobre vender, hasta ahora no está en mis planes pero tal vez mañana cambie de idea.
¿Cuáles son las materias primas que más utilizas? Uso hilados torcidos a mano, de ovejas chilotas y camélidos sudamericanos porque sus irregularidades y aromas me trasladan a lugares remotos y rurales. En lo que respecta a hilados naturales, siempre tejo con lino, yute, cáñamo, sisal, o algodón
Todos tus objetos están inspirados desde la creatividad y el disfrute del hacer a mano. ¿Nos puedes contar un poco más de este proceso? Si! Cada ornamento textil portable guarda una metodología de observación, conceptualización, exploración y mucho ensayo – error, procesos que vienen acompañándome desde épocas universitarias. En estas instancias creativas, siempre deambulan ideas y conceptos asociados a lo hecho a mano como valor diferenciador; intercambiabilidad como acto creativo del portador, y reconversión permanente en apoyo al upcycling.
¿Cuál es tu punto de partida para cada creación? La contingencia, la lectura de cierto libro, caminatas por la playa, aves que revolotean en un jardín, canciones, viajes, o una triada de materiales, por nombrar algunas motivaciones para comenzar una nueva pieza.
Un libro que recomiendes: Pensamiento creativo de Edwards de Bono.
Un hábito saludable: dos litros de agua al día.
Una fruta: arándanos.
Una canción: El Mareo – Bajofondo Tango Club y Gustavo Cerati
Fotografías cortesía Mariena Rumie
RRSS: @m.rumie.b