Un lugar detenido en el tiempo, un negocio que está en la tercera generación y que ha logrado enmarcar los ojos a famosos, universitarios, adultos y jóvenes de Santiago. Muchos sin duda sabrán de qué lugar estoy hablando, así que aquí va la nota.
En mi opinión personal y lo que realmente quiero destacar de su trabajo, aparte de su trayectoria, es la visión clara que tienen de negocio slow. Su fundador, quien considero que es bastante sabio ya que sin conocer en los 60s, la tendencia slow, propuso que su negocio no se masificara, si no que se centraran en un solo espacio, logrando con ello poder brindar artículos de alta calidad, sin afectar el comercio.
Al entrar a la tienda y al son de las canciones de Paul Anka, Claudio y Oswaldo me empiezan a contar su historia, ellos quienes siempre tienen la mejor actitud para recibirte, aconsejarte y lograr que salgas de allí con los lentes que realmente el cualquier momento de la vida, fueron creados para ti.
Por un momento me vi metida en un mundo mágico, lleno de colores, texturas y formas, lo cual hacía imposible no alucinar o antojarse de querer ponerse cuanto lente encuentras a tu vista, un disfrute para tu mente y tu vanidad.
Las palabras de Oswaldo son muy claras al decirme que el principal trabajo que ellos realizan es el hacer que sus clientes sean sus amigos, lo cual se ve reflejado ya que es un continuo desfile de visitantes.
Su modelo de negocio radica en comprar lentes para venderlos en el futuro. Por ejemplo los que vendió en el año 2000, fueron comprados en los 70s. Aquí está la magia, la inexplicable respuesta de porque al entrar a este espacio uno queda un poco atrapado.
Según Oswaldo para comprar y guardar, hay que saber comprar. Y sí! es cierto, ya que todo tiene su técnica. Compran, guardan y venden piezas intactas, conservadas en el tiempo o muchas remodeladas según lo que el cliente quiera.
Cuentan con colecciones de gafas de 1920 – 1930 y más, conservadas con mucha delicadeza para que no se pierdan su fabricación original. No pierden detalle en el momento, ya que deben ser guardadas de forma impecable.
Su logo, es increíble, lo diseño su fundador en los años 60s, inspirado por algún grupo de música sicodélica de la época. Nunca lo han renovado, es tal cual el original y así seguirá siendo, ya que este ojo enfermo es la muestra de que ellos tienen la solución para que más ojos chilenos estén protegidos y sanos con la mejor onda vintage.
Si aún no conoces esta tienda, pues es el momento perfecto para que lo hagas. Está ubicada en Merced 374 y su horario es de 10:30 hasta muy cumplidas las 19:30. Y les aviso, si piensan ir un sábado a la tarde, que no les pase lo que a mí, porque están tan solo hasta las 14:00 horas. El talento se hace esperar.
Y como anteojos sin música, no son anteojos, también esta Bahía Blues.
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Fotogtafía: Archivo Óptica Bahía.