El Ártico es un zona que se encuentra en el Polo Norte de la tierra. Es una de las zonas con más disputas territoriales y cuenta con un consejo que involucra a países como Noruega, Estados Unidos, Dinamarca, Islandia, Suecia, Groenlandia y Finlandia. Mientras unos se pelean por este territorio y por querer explotarlo otros hacen maromas para defenderlo.
El Ártico ha sido tema no solo de ambientalistas, sino también de artistas, actores y diseñadores como por ejemplo Vivienne Westwood que generó una campaña el año pasado en unión con Greenpeace, llamada «Salvemos el Ártico”, en la que involucró a reconocidos rostros y que tenía como objetivo impedir que Shell, una de las multinacionales más grandes del mundo realizara perforaciones en busca de petróleo.
Este año y con un objetivo no muy alejado al anterior, Greenpeace une al pianista italiano Ludovico Einaudi para pedir la protección de este ecosistema, proceso que se vio interrumpido por Noruega, Dinamarca e Islandia. Países que a costa de lo que sea quieren seguir en procesos de explotación de los recursos naturales del Ártico, olvidando por completo que su destrucción no afecta a unos pocos sino por el contrario, a muchos, ya que esta zona se considera como el refrigerador del mundo. Ni la tecnología, ni ningún otro avance creado por lo humanos podrá revertir el impacto negativo causado en el medio ambiente.
El daño ya está hecho y es responsabilidad de todos aportar con un granito de arena. Si se está preguntando de qué manera hacerlo, empiece por cuestionar sus hábitos de consumo, la cantidad de basura que genera a diario y los productos que compra. Puede que existan muchos que nos son necesarios y es primordial empezar a eliminarlos de su lista.
Somos seres que nos movemos por la sensibilidad y las emociones que nos produce lo que nos pasa. Por eso, acciones como estas nos acercan hacia un tema que vemos lejano, que sentimos que no nos compete y que pensamos que no nos afecta. Es desde este pensamiento que Greenpeace decide armar una plataforma flotante, llevar un piano de cola e invitar a uno de los pianistas más reconocidos en el mundo. Era necesario unir voces y así lo hicieron, para lograr un eco que sea escuchado con más fuerza. Esta acción se realizó para no dejar mudas a los ocho millones de personas de todo el mundo que por medio de una firma han pedido protección para el Ártico. Una acción sensible en la que Ludovico quiso unirse y crear una pieza llamada Elegy for the Arctic (Elegía por el ártico).
“Estar aquí ha sido una gran experiencia. He podido ver la pureza y fragilidad de este área con mis propios ojos e interpretar una canción que compuse en el mejor escenario del mundo”, explicó Ludovico Einaudi. “Es importante que entendamos la importancia del Ártico, parar su proceso de destrucción y protegerlo”.
Estaremos atentos al seguimientos de este proceso y esperamos que se generen acuerdos positivos ya que el Ártico no pertenece a unos cuantos. Nos pertenece a todos.