Destacar el trabajo manual y artesanal en la elaboración de prendas de vestir, es una de nuestras grandes tareas. No todas las marcas ni proyectos pueden pasar por este humilde sitio porque no todas tienen el sentido real de lo que significa este oficio. No se trata de hacer “moda” porque creo que hasta la palabra en sí perdió su fundamento, así como se han perdido muchas otras partes y procesos importantes de una industria que vive en un mundo que está dividido por dos bandos. Los que quieren seguir en el remolino del Fast y los que decidimos hacernos a un lado e ir Slow. Y es aquí, en este mundo lento donde podemos ver surgir nuevas miradas, nuevos procesos, nuevos proyectos que buscan recuperar con mucho ímpetu la esencia real de una cultura a través del vestuario.
Hoy aplaudimos a nuestra amiga Fernanda Giacaman y apoyamos este gran proyecto que busca pisar fuerte y dejar huella. Aquí va su historia.
MANIOBRA?
Sí. Es un proyecto de indumentaria co-creada con artesanos de diferentes áreas, donde se generarán lazos colaborativos para rescatar técnicas y oficios locales, utilizando materiales como el lino 100% y tela batista 100% algodón y que busca rescatar su esencia cultural y convertir la indumentaria en su medio de expresión. Entregamos prendas, las cuales se convierten en un lienzo en blanco dispuesto a ser intervenido por sus manos, su lenguaje y su oficio.
Indumentaria identitaria colaborativa.
Diferentes agrupaciones de artesanos locales intervendrán 6 piezas de indumentaria base (2 vestidos, 2 chaquetas y 2 pañuelos) en diferentes colecciones por agrupación, las cuáles variarán entre el negro y el blanco, en talla estándar, quienes generarán coordinados en relación a su técnica y temática por acordar, utilizando la indumentaria como lienzo.
¿POR QUÉ INDUMENTARIA?
La indumentaria comunica, expresa, refleja una identidad, un mensaje, un manifiesto. Es un lienzo portable que permite expresar quién soy o cómo quiero que me vean, lo que siento y pienso.
¿QUÉ QUIERES COMUNICAR?
Un oficio, un sentido de vida, un patrimonio, emociones, esfuerzo; comunicar el qué hacer del trabajo manual, la expresión y esencia de una técnica. El valor de la mano que cuenta una historia, que refleja un estado inconsciente del yo interno y que encanta por la labor del oficio de quienes lo hacen existir.
POR QUÉ?
Diferentes oficios chilenos están en extinción por la falta de interés y difusión de estas técnicas artesanales. Al proponer un trabajo de co-creación con el fin de rescatar y revalorizar oficios, identidad y materialidad local, Maniobra se inserta en el área de cultura y patrimonio material e inmaterial, donde su mayor valor se encuentra en la alegoría a los propios artesanos y la labor que realizan con sus manos, plasmando su qué hacer en un medio común: la indumentaria.
LOS PROCESOS
Primero se diseñaron las prendas estudiando las zonas inmóviles del cuerpo –para poder ser intervenidas-, luego se elaboraron los patrones para cada una (vestido, chaqueta y pañuelo) y se confeccionaron en un taller del centro de Santiago con Fresia, Maricel y Patricia.
Paralelamente, se realizó un catastro de los oficios y artesanías presentes a lo largo de todo Chile. Para luego – y como primera instancia del proyecto-, se optó por trabajar con la agrupación de Arpilleristas Violeta Parra de Quilicura y con Orlando López, Marroquinero de Las Cruces, V región.
EQUIPO
Como equipo permanente somos Fresia, Maricel y Patricia en el taller de confección y cada una con más de 20 años de experiencia en el rubro- y Fernanda Giacaman en el diseño y gestión del proyecto.
Arpilleristas Violeta Parra, agrupación de 30 mujeres de entre 18-80 años, de la comuna de Quilicura -Santiago, Chile-, quiénes muy bien organizadas por una directiva, se reúnen dos veces por semana en las dependencias de la biblioteca Municipal de la misma comuna con el fin de distraerse, acompañarse y resolver temas personales entre puntada y puntada.
Con Carmen Gloria Aravena a la cabeza de la agrupación, quien dicta el taller dos veces por semana en la biblioteca Municipal de la comuna de manera gratuita. El oficio lo aprendió hace 34 años en la Vicaría de la solidaridad de forma visual de los trabajos de Violeta Parra y fue modificando las puntadas en las telas para así expresar los sentimientos y realidad de lo que sucedía en Chile en los años 80.
En la Marroquinería participa Orlando López Herrera, 53 años. Aprendió el oficio en los años 80 en Melipilla.
Aburrido de la mina en el norte de Chile –dónde se desempeñaba como constructor de estructuras metálicas- y cansado del calor de Melipilla –su tierra natal-, llega a Las Cruces en la V región, cautivado por el entorno del mar para dedicarse al 100% a la Marroquinería.