La tierra tiene más de 7,046 miles de millones de habitantes en este momento, una cifra que no es para nada pequeña. Los recursos se agotan y posiblemente para el 2050 ya no tengamos nada para pescar y en nuestros hogares la limitación de agua y alimentos será impactante. La guerra por la conservación de lo que ya perdimos, ha iniciado.
Las diferentes industrias llevan a cuesta la culpa de gran parte de todo este festín de recursos naturales. El fast fashion no se queda por fuera, juega un papel importante en toda esta explotación, ya que sigue llevando al límite sus producciones sin ningún respeto por el ser humano ni al medio ambiente.
La fascinación, seducción y extravagancia que a diario vemos, incrementa en altas cifras el consumo por la moda desechable y rápida. El hostigamiento de los medios de comunicación que te vende un mundo de perfección, está cargado de superficialidad, apatía, codicia y engaño; no se tiene ningún lineamiento de consciencia por la mano de obra y mucho menos por el consumidor, que es quién lleva en su cuerpo, prendas hechas desde una industria injusta, esclavista y contaminada. Se puede decir que hoy por hoy la moda es uno de los altos fracasos de los humanos en toda la era industrial.
Y como “todo lo que sube tiene que caer” la industria de la moda ya está en declive, se está viviendo un gran cambio y la metamorfosis en la que se vio envuelta desde los años 90s, cuando se disparo el alto consumo y se empezó a destapar el detrás de la producción, está entrando en la etapa de la ética, de la preocupación por la ecología y por la conservación de recursos. Cada día son más las marcas que se unen para trabajar desde un estado de respeto y cuidado al planeta, logrando que cada vez se hable más sobre sostenibilidad en la moda.
La reconstrucción de raíces indígenas está muy ligada a esta nueva tendencia, ya que tomando como raíz la sostenibilidad, se está gestando un regreso a los procesos antiguos de desarrollo de hilos, fibras y algodones. Los diseñadores están tomando como aliados a todos estos grupos y a sus técnicas para lograr desde allí desarrollar productos amigables y con procesos y producciones más lentas ycuidadosas.
El cáñamo al que ahora se le mezcla con seda para darle esa delicadeza faltante, es un buen ejemplo de la necesidad de implementar nuevos materiales. Como al igual el desarrollo de nuevas fibras como, bambú, algas marinas, la ortiga, entre otras. Esta también las técnicas de teñido con hierbas naturales que llenan de vida las prendas, dejando atrás la relación de que los materiales ecológicos eran tan solo el beige aburrido sin textura ni color.
Países como Perú, hacen un gran aporte con su producción de algodón orgánico, Chile con la lana, Colombia que cada día se suma con más marcas como Ona, España como país pionero cuenta con marcas como Iconic entre muchas otras existentes y Argentina que con su entusiasmo incansable, muestra la otra cara del consumismo y apuesta por la creación de emprendimientos con un desarrollo influenciado desde la ética y la ecología.
Hace 10 años atrás, lo que podíamos ver sobre moda eco era muy poco. Hoy estamos pasando por un proceso de revolución positiva. Revolución de la que claramente, los grandes seguirán disfrazando sus intenciones y sacaran provecho, ya que para poder cambiar su mercado sucio y destructivo, tenemos que recorre un largo camino y posiblemente el cambio y la influencia que estamos sembrando en el presente, se vea reflejada en futuras generaciones.
Por último les comparto este documental que fue hecho por Merci Zaroff quien es pionera del mundo eco fashion.
Click Aquí: http://vimeo.com/51723971
Fotografías: GreenPeace y varios portales.